En el día del libro, comparto con todos vosotros mi biblioteca personal (los libros que he leído y ojeado a lo largo de mi vida), y os animo a que hagáis lo mismo conmigo:
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El libro es quizás el único elemento de la vida que engloba y supera a todos los demás. El libro intensifica y concentra la vivencia humana hasta unos extremos insospechados. Escribir es pensar en las cosas con una parsimonia y una perspectiva de siglos, mucho más profunda. La lectura permite ralentizar y detener el tiempo, viajar a épocas remotas, soñar con el futuro de la tecnología, o experimentar la vida de los autores (ochenta o noventa años) en el transcurso de unas pocas horas (el tiempo que se tarda en embaularse un texto). Leer es controlar el tiempo y el espacio, viajar por las dimensiones, llenarse de universo. Desgraciadamente, existen algunos badulaques del gobierno que entienden ese control de un modo bastante distinto. También aquí, en este lugar sagrado, nos encontramos con el Estado y sus adláteres, sus burócratas y sus lacayos. ¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué motivo todos los libros tienen hoy un 10% de descuento? Pues simple y llanamente porque el Estado lo impone por ley, no permite disminuir aún más su precio final, impidiendo de ese modo que nos salgan más económicos. Lo llaman tribunal de la competencia. Pero yo lo llamo ignominia y ganas de joder.