Si nos atenemos a los datos que muestran las siguientes gráficas, parece lógico afirmar que, lejos de abocarnos a una catástrofe medioambiental, la sociedad en conjunto mejora ostensiblemente sus niveles de rendimiento energético, la gente vive más años, la polución relativa disminuye a medida que se perfecciona la tecnología, y no parece que haya evidencias de ningún calentamiento antropogénico grave. Lo único evidente son las repetidas llamadas al alarmismo que se vienen produciendo a diario desde la época de Tomas Malthus, cuando se pensaba que faltaban solo unos años para el colapso de la población mundial por falta de alimentos. Hoy en día, superados aquellos aciagos pronósticos, la izquierda anticapitalista sigue usando la excusa del catastrofismo para asustar a la gente, esta vez con el objetivo de cambiar el modelo económico, aplicar las mismas políticas de antaño, y sumirnos a todos en una verdadera catástrofe, la que experimenta el mundo cada vez que se impone la ideología más nefasta de la historia: la religión del marxismo.
Las siguientes gráficas vienen a contrarrestar todas estas afirmaciones agoreras: no vamos al precipicio. El clima no tiene una causa única. Sería absurdo pensar que la tiene. El planeta no depende solo de nosotros. Tiene sus propios mecanismos de regulación: es un equilibrio estable. Y en lo atinente a las consecuencias, es palmario que el mundo no va a peor, antes bien, cada vez vivimos mejor, somos más libres, tenemos más alimentos, y envejecemos más tarde.
1. CONSECUENCIAS POSITIVAS
1.1. La mortalidad infantil ha descendido y se aproxima a cero:
1.2. La eficiencia energética ha mejorado en todos los países:
2. CAUSAS MÚLTIPLES
2.1. La emisión de dióxido de carbono lleva una tendencia bajista desde principios de siglo, lo que parece demostrar que no existe una relación directa con la variación de temperaturas:
2.2. La temperatura global no sube, mas bien se asienta en una pequeña edad de hielo:
«Después la Tierra ha pasado al menos por cinco eras glaciales, épocas de temperaturas bajas y formación de casquetes de hielo en los polos (Figura 1). La primera fue hace entre 2700 y 2300 millones de años, es la llamada Glaciación Huroniana, y se supone que pudo ser producida por diferentes factores, como el aumento de tamaño de los continentes y la disminución del CH4 atmosférico al reaccionar con el O2 producido por las bacterias fotosintéticas. La segunda era glacial se produjo hace entre 750 y 580 millones de años, al final de Precámbrico, afectó a casi todo el planeta y sus causas son discutidas. La tercera sucedió en el Ordovícico, hace 450 Ma, duró sólo 20 Ma, de ella hay huellas en el Sáhara, su causa fue la situación del supercontinente Gondwana en el Polo Sur, y produjo una gran extinción masiva de los seres vivos.
La cuarta era glacial fue hace entre 350 y 250 Ma en los periodos Carbonífero y Pérmico, de ella hay huellas en Sudamérica, Sudáfrica, Australia,…, ya que el supercontinente de Gondwana se fue desplazando sobre el Polo Sur. Entre sus causas está la reducción del CO2 atmosférico por la formación de carbón y de carbonatos y la disminución del vulcanismo. En ella hubo avances y retrocesos de los hielos, como en el Cuaternario, pero de mayor duración. Hubo más de 40 periodos glaciares y los correspondientes interglaciares.
En la actualidad la Tierra está en una era glacial, con un continente permanentemente helado: la Antártida. Esta era comenzó a gestarse hace unos 34 Ma, cuando la Antártida se separó de Sudamérica y se formó la fría Corriente Marina Circumpolar Antártica, que aisló el continente de la influencia de otras corrientes marinas más cálidas. Después comenzó a acumularse el hielo, en un proceso discontinuo, probablemente la Antártida estuvo descongelada entre hace unos 22 Ma y hace unos 13 Ma.»