Los papeles de Panamá han provocado ríos de tinta en las redes sociales y medios de comunicación de todo el mundo. Todos se llevan las manos a la cabeza ante el enorme escándalo que se ha destapado. Pero, ¿cuál ha sido la causa principal de este alboroto? Ni más ni menos que el intento por parte de muchos propietarios de pagar menos al fisco. Todos los años, el común de los mortales hace lo mismo cada vez que presenta la declaración de Hacienda. De otra forma, se comportarían como verdaderos estúpidos. Sin embargo, cuando eso lo hacen personas conocidas el caso se convierte en un verdadero serial.
Los políticos se llevan en impuestos la mitad del dinero que ganamos en un año. Dichas exacciones les sirven para corromper las instituciones y corromperse a si mismos. Podemos ha estado financiándose de manera ilegal durante todos los años en los que ha existido. Pero nadie se plantea seriamente ilegalizar a esta formación. Sin embargo, aparecen unos papeles que demuestran que los hombres de negocios son medianamente inteligentes, esto es, que se llevan el dinero a países que no se sirven del mismo para pervertir y corromper las instituciones, e inmediatamente todos se rompen las vestiduras.
Comprendemos bastante bien lo que significa la libertad cuando nos desplazamos por el mundo sin tener que dar cuentas a ningún mandatario. Pero, paradójicamente, casi nadie entiende que esa libertad se extiende también a nuestro dinero y nuestros bienes. ¿Quién es nadie para decirnos dónde tenemos que crear una sociedad o cómo tenemos que invertir nuestro capital? Nos ponemos estupendísimos cuando hablamos de derribar los muros de la vergüenza. Pero nos comportamos como verdaderos sinvergüenzas cuando pretendemos obligar a la gente a utilizar sus emolumentos como nosotros queramos. Al apoyar todas estas delaciones le estamos haciendo el caldo gordo a los políticos, que son los verdaderos hacedores de las corruptelas, y estamos haciéndoles la cama a los exiliados que huyen de las prisiones fiscales en las que se han convertido sus países, con la legítima esperanza de encontrar un lugar más propicio para vivir, donde no les roben el dinero.
Este artículo ha sido publicado en el diario digital MadridCode:
En España no hay presos políticos pero sí hay presos fiscales.
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