La pasada semana tuve el privilegio de disfrutar de una de las cosas que más me satisfacen: sumergirme en las sinergias del conocimiento. Con motivo de la estancia en nuestro país del profesor José Luis Cordeiro, opté por acudir a las conferencias que éste impartió en algunas fundaciones e instituciones de la capital. Más tarde, pude confirmar que mi decisión no había sido en balde. Sirvió para que me empapara del espíritu optimista que trasmiten las ideas que preconiza Cordeiro sobre el futuro de la humanidad. Y también me permitió encontrar la inspiración necesaria para escribir algunas cosas al respecto. Fruto de ello ha sido la crónica que he realizado sobre una de sus charlas, donde me centro en describir un hecho que ocurrió en el transcurso de la misma:
https://elreplicadorliberal.com/2016/02/13/la-ponencia-de-cordeiro-y-los-corderos-de-podemos/
José Cordeiro es profesor en la Universidad de la Singularidad, cuyo principal impulsor es el científico y empresario Ray Kurzweil. Hace quince años compré el libro de Kurzweil que lleva por título La era de las máquinas espirituales, e inmediatamente fui absorbido por su lectura. En él, su autor explica con relativa sencillez cómo será nuestra vida de aquí a unos pocos años. Afirma que nos estamos acercando aceleradamente a una singularidad tecnológica, momento en el cual trascenderemos la biología y nos convertiremos en robot mucho más sofisticados de lo que nadie pueda imaginar ahora. Su lectura me produjo un gran impacto. Tengo esa obra como uno de los libros que más han modificado mi forma de pensar. También he escrito una pequeña reseña laudatoria sobre el mismo:
https://elreplicadorliberal.com/2016/02/02/ray-kurzweil-la-singularidad-esta-cerca/
Muchas de las tesis que expuso Kurzweil en esa obra pertenecen todavía al ámbito de la ciencia ficción. Pero sus opiniones están muy bien fundamentadas. Algunos de sus pronósticos ya se han cumplido. Y lo que todavía es más importante, la mayoría de ellos están a la vuelta de la esquina. En las próximas décadas las máquinas acabarán superando la inteligencia del hombre, y entonces dará comienzo una nueva era biológica. El profesor Cordeiro es una de las principales mentes impulsoras de estas ideas en todo el mundo. Sus conferencias han hecho que reviva en mi la llama de aquel anhelo infantil que me atrapó hace ya quince años, mientras leía la obra de Kurzweil. Ahora, con el bagaje relativo que otorga el paso del tiempo, he podido reflexionar un poco más a fondo sobre todos estos asuntos. Fruto de esto es el artículo que he publicado en mi blog y que lleva por título La singularidad tecnológica, la última batalla del liberalismo:
Una de las cosas que he descubierto estos días, mientras revisaba algunos textos de Cordeiro, es que éste no solo tiene formación en ingeniería, sino que además ha realizado cursos de economía internacional y está familiarizado e interesado con la defensa de las ideas de la escuela austriaca. Resulta muy agradable comprobar cómo los descubrimientos que uno va haciendo en distintos momentos de su vida (la singularidad tecnológica, o la economía de la escuela austriaca) no solo no se ven enriquecidos al incorporar las ideas de otros pensadores, sino que además acaban encajando a la perfección, como piezas de un puzzle mucho más grande, vinculado con la imagen del rompecabezas que recompone la estructura de todo el universo. Y es agradable, a su vez, pensar que esas ideas han encajado igual de bien en la mente de algunos de los mejores divulgadores y pensadores de nuestra época. Todo esto me produce muchas satisfacciones. En cierta medida, me interesa todo lo que está relacionado con la unidad del saber. Estoy desarrollando una teoría que intenta ahondar en esa faceta del conocimiento. El año pasado presenté una conferencia que versaba sobre este asunto: La teoría del todo, patrimonio de la Escuela Austriaca de Economía:
Mi objetivo con esta charla, y mi propósito en general, aspira a crear un sistema de pensamiento que integre la filosofía con la biología y con la economía. El próximo paso será terminar de escribir el libro que tengo entre manos y que aborda en detalle esa problemática. Mientras tanto, sigo sumando motivos a la causa. El profesor Cordeiro me ha ofrecido estos días la oportunidad de reflexionar sobre las sinergias que existen entre la tecnología y la economía, y a él le debo este maravilloso placer. Gracias por todo, profesor.