La ÉGIDA LIBERAL busca reducir al mínimo el peso que ostenta la política dentro de una sociedad. Su objetivo es aumentar la libertad individual, la diversidad natural, la responsabilidad personal, el estimulo empresarial y la iniciativa privada. Este combate contra el intervencionismo del Estado tiene dos frentes principales: la reducción del número de políticos que componen un gobierno, y la reducción del número de gobiernos políticos que administran un territorio. En este sentido, la minarquía es el único sistema que ataca al Estado desde ambos flancos, con toda la maquinaria de guerra.
Los MINARQUISTAS aspiran a reducir el peso de la política en todos los frentes: número de políticos y número de gobiernos. Son los liberales más coherentes.
Los ANARCOCAPITALISTAS quieren reducir el número de políticos aumentando sin límite el número de gobiernos. Piensan ingenuamente que los políticos se pondrán a competir de inmediato como hacen los empresarios, buscando la máxima eficacia, sin que medie ningún control general. Su única receta es la segregación nacional y el orden espontaneo.
Los SOCIALISTAS buscan aumentar el número de políticos y reducir el número de gobiernos. Piensan ingenuamente que el intervencionismo internacional es la única solución posible a todos los problemas que abaten al hombre. Aspiran a controlar toda la sociedad desde el poder central. Por eso engrosan las filas del Estado con más burócratas, y extinguen de inmediato cualquier revuelta o competencia local.
Los NACIONALISTAS abogan por aumentar el número de gobiernos y el número de políticos. Piensan ingenuamente que sus políticos están mucho mejor capacitados para gobernar una sociedad. Este chovinismo barato les lleva a proponer la creación de un nuevo Estado dentro del mismo territorio, el cual no dudan en ampliar con más y más «servidores públicos», si les dejan actuar.