El error intelectual que invalida cualquier defensa incondicional del aborto.
Cada cierto tiempo, convocados por diversas organizaciones sociales, retenes de grupos abortistas invaden las calles de las principales ciudades del mundo para manifestar su oposición radical a cualquier ley que intente regular, aunque solo sea mínimamente, el derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo. Aseguran que este derecho es incondicional y universal, y por tanto no debería ponerse en duda jamás. El eslogan manido que suelen utilizar para defender esa postura radical reza lo siguiente: «nosotras parimos, nosotras decidimos». Empero, esta afirmación que hacen los lobbies abortistas encierra una grave equivocación, pues, ya no es que se confundan a la hora de resolver una pregunta, es que se confunden a la hora de formularla. El derecho al aborto no plantea un problema relacionado con los derechos de la mujer. Lo que plantea es un problema que tiene que ver sobre todo con el derecho a la vida. Los grupos pro-vida no quieren anular la voluntad de las mujeres, quieren salvar la vida de sus hijos. La vida de un ser humano no puede estar por encima de cualquier voluntad particular. Hay que dirimir, por tanto, si un feto tiene derecho a la vida, y no si una madre tiene derecho a decidir. Siempre que se intenta legislar algún comportamiento que afecta especialmente a las mujeres, las feministas y las progres creen que se están atacando sus libertades. Sin embargo, en el caso del aborto lo que se pretende es proteger la vida de una persona. Ese es el principal problema. Podría ser que se decidiese que un cigoto de dos días no tiene derecho a la vida, pero que un feto de dos meses si que lo tiene. No estoy diciendo que haya que estar en contra de todos los abortos que se efectuan. Estoy diciendo que el problema que hay que resolver no gira en torno a la libertad de la madre, como quieren hacernos creer las feministas, gira más bien en torno a la definición de vida. La manía persecutoria que padecen algunas mujeres occidentales, probablemente resentidas por tantos años de dominación masculina, las lleva a pensar que se les está quitando un derecho inexistente. Tanto quieren defender a la mujer, que acaban creyendo que están legitimadas para hacer cualquier cosa, incluso para decidir sobre la vida de otra persona. Ni siquiera se plantean si el feto es un ser humano. No les preocupa en absoluto esa cuestión. Solo se obsesionan con la posibilidad de eliminarlo. Primero cometen un aborto racional, eliminando la pregunta que tendrían que hacerse en primer lugar: ¿en qué momento del desarrollo un embrión puede pasar a considerarse un ser con pleno derecho a la vida?, y acto seguido, y como consecuencia de la primera eliminación, practican también un aborto natural, expulsan el cuerpo del feto que crece en sus vientres, y no les importa nada el tiempo lleve ahí, o cómo de formado esté.
Un buen comienzo para empezar este importante debate. Ahora espero que en algún otro artículo nos digas tu opinión sobre si el feto tiene derecho a la vida, y sobre si es legítimo el aborto. Impaciente estoy.
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https://elreplicadorliberal.com/2015/11/13/charla-aborto-y-libertad/
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