“Para llegar a la verdad sólo importa el conocimiento completo de unos pocos hechos esenciales. Todo otro conocimiento empírico, como la erudición o un almanaque, no pasa de ser una mera compilación de la que nada resulta.” (Jean-Baptiste Say, 1767-1832)
Se suele pensar que el racionalismo extremo consiste en afirmar que el ser humano es capaz de conocer ciertas verdades elementales de manera absoluta. Se dice que el hombre peca de arrogante cuando se atribuye esa capacidad inverosímil. Yo en cambio pienso que es más bien al revés. El hombre cae en el racionalismo extremo, o se deja persuadir por el cientificismo ingenuo, precisamente cuando decide obviar algunas verdades fundamentales, por ejemplo, su incapacidad para conocer toda la realidad utilizando exclusivamente las herramientas que pone a su alcance la ciencia tradicional.