La ignorancia es la madre de todos los atrevimientos. Estas fotos que se han puesto de moda, en las que se añade sobrepuesta una frase con alguna referencia a la imagen que aparece debajo, se han venido a llamar memes. Este uso terminológico no es nuevo. La palabra la inventó Richard Dawkins hace ya más de 35 años, para referirse a las ideas que, como los genes, se multiplican y se extienden por la sociedad. Hace veinte años leí el libro en el que presentaba este concepto, y me maravilló al instante. El uso que ahora se hace de esta palabra me produce un sentimiento agridulce. Por un lado me gusta que se haga frecuente, ya que tiene para mí una gran significación. Pero su aplicación actual me parece una banalización innecesaria. No obstante, lo realmente curioso del asunto es que algunos están usando estas imágenes-meme para poner la estampa de Dawkins y para asegurar que sólo escribe libros sobre religión. Esto demuestra una ignorancia supina, un desconocimiento de la obra fundamental de este autor. Y además supone también una paradoja, pues la palabra que se ha elegido para nombrar estas fotos es un término que inventó el propio acusado: Richard Dawkins.